El
concepto de muerte, científicamente se define como el término de la
vida, es decir, la incapacidad del organismo de sostener la homeostasis.
Según la biología la muerte puede ocurrirle a un todo o a parte de un
todo, por ejemplo, a un organismo por completo o a una célula en
particular. En el caso del segundo ejemplo, en el organismo de un
animal, se presentan constantemente pequeñas muertes celulares, y éstas
son posteriormente reemplazadas por otras. También puede ocurrir que
muera el organismo en su totalidad pero que hayan ciertas partes que
permanezcan con vida, por ejemplo en la muerte del hombre hay casos en
que los órganos son reutilizados en transplantes.
Desde
siempre para la biología, la muerte humana ha sido motivo de intrigas.
Históricamente ha intentado de definir el momento exacto en que se
produce la muerte en el organismo; se creía que era cuando se dejaba de
respirar y cesaban los latidos del corazón, pero actualmente se define
la muerte como un proceso el cual en un momento se torna irreversible.
Actualmente la medicina ha presentado notables avances y no parece
extraño pensar en una máquina que haga latir al corazón e inhalar y
exhalar a los pulmones que no son capaces de hacerlo por ellos mismos.
Además aquellos signos que son señales de vida (el pálpito y la
respiración) pueden ser reversibles por la medicina de hoy, pudiendo los
órganos realizar su trabajo con autonomía.
Considerando
esto, la biología sostiene que un ser humano ha muerto cuando presenta
lo que se llama muerte cerebral, que consiste en un cese irreversible de
las actividades realizadas por el cerebro. La muerte cerebral puede ser
determinada por medio de un mecanismo llamado encefalograma que realiza
una exploración neurofisiológica de las actividades bioeléctricas del
cerebro.
En
consecuencia, la principal característica de la muerte es su
irreversibilidad, pero hay algunos que continúan con las esperanzas de
una solución a la corrupción total del cuerpo, esto mediante la
criogenización, que consiste en la congelación de cadáveres esperando
algún día que la medicina logre encontrar remedio a la enfermedad que se
padecía para así iniciar el proceso de descongelación y hacer la muerte
un fenómeno reversible. No obstante, ante estas prácticas (hasta ahora
jamás realizadas) aparece en contraposición la ética que juzga si el
comportamiento humano responde adecuadamente a su esencia o naturaleza,
pero en cuanto a la muerte esto se reserva exclusivamente a las
creencias particulares de cada persona.
En
términos metafísicos, el significado de la muerte dependerá de las
creencias de cada persona, pues no existe una respuesta definitiva sobre
lo que ocurre luego de que nuestro cuerpo muere; el tema de la
sobrevivencia de la conciencia es sumamente apasionante, pero
lamentablemente no contamos en la actualidad con los medios necesarios
para estudiar de manera científica el fenómeno. Solo existen relatos
anecdóticos de experiencias fuera del cuerpo y otros fenómenos
considerados en el ámbito de lo paranormal.
El
siguiente material es un extracto de dos de los libros de P.M.H.
Atwater – “Más Allá de la Luz: Los Misterios y Revelaciones de las
Experiencias Cercanas a la Muerte” (Libros Avon, New York City, 1994) y
“Vivimos para Siempre: La Verdad Real Acerca de la Muerte A.R.E. Press,
Virginia Beach, VA, 2004). Está basado en comentarios realizados –en
primera persona- por más de 3.000 adultos que han experimentado estados
cercanos a la muerte. Para conocer más acerca de la investigación de
P.M.H. Atwater, L.H.D. sobre cercanía a la muerte, acceda a www.cinemind.com/atwater
QUÉ SE SIENTE MORIR
Cualquier dolor que deba sufrirse viene primero. Instintivamente se lucha por vivir.
Eso es automático.
Es
inconcebible para la mente conciente que pueda existir cualquier otra
realidad fuera de la materia terrestre circunscrita por el tiempo y el
espacio. Estamos acostumbrados a ello. Estamos entrenados, desde nuestro
nacimiento, para vivir y desarrollarnos en ella. Conocemos que somos
nosotros mismos por el estímulo externo que recibimos. La vida nos dice
quienes somos y lo aceptamos así. Eso, también, es automático y debe ser
esperado así.
El cuerpo se torna fláccido. El corazón se detiene. No fluye aire ni hacia adentro ni hacia fuera.
Se
pierde la vista, el sentimiento y el movimiento – aunque la habilidad
de escuchar es la última que se pierde. La identidad cesa. El “tú” que
alguna vez fuiste se convierte solo en una memoria.
No hay dolor en el momento de la muerte.
Sólo silencio apacible…calma…silencio.
Pero tú todavía existes.
Es
fácil no respirar. De hecho, es más fácil, más cómodo e infinitamente
más natural no respirar que respirar. La mayor sorpresa para la mayoría
de las personas que están muriendo es darse cuenta que morir no
finaliza la vida. Venga oscuridad o venga luz; o algún tipo de evento,
sea positivo o negativo o algo en el medio, esperado o no, la mayor
sorpresa de todas es darse cuenta que tú eres todavía tú. Todavía
puedes pensar, todavía puedes ver, oír, moverte, razonar, preguntarte,
sentir, preguntar y decir chistes – si lo deseas.
Todavía
estas vivo, muy vivo. Realmente, estás más vivo después de la muerte
que en cualquier momento desde que naciste. Sólo que la manera de todo
esto es diferente; diferente porque ya no vistes un cuerpo denso para
filtrar y amplificar las diferentes sensaciones que una vez viste como
los únicos indicadores válidos de lo que constituye la vida. Siempre te
habían enseñado que se debe vestir un cuerpo para vivir.
Si
esperas morir cuando mueras, te decepcionarás. La única cosa que el
morir hace es ayudarte a soltar, a quitar el susurro y a descartar la
“chaqueta” que una vez vestiste (más comúnmente referida como el
cuerpo).
Cuando
mueres pierdes tu cuerpo. Eso es todo lo que pasa. Nada más se pierde.
Tú no eres tu cuerpo. Es sólo algo que usas por un momento, porque
vivir en el plano terrestre es infinitamente más significativo y más
involucrado si estás encerrado en sus trampas y sujeto a sus reglas.
LO QUE ES LA MUERTE
Hay
un aumento de energía al momento de morir, un aumento en la velocidad,
como si repentinamente estuvieras vibrando más rápido que antes.
Utilizando un radio como analogía, este aumento de velocidad es
comparable a haber vivido toda tu vida en una cierta frecuencia de radio
cuando repentinamente alguien o algo viene y cambia el dial. Ese
movimiento te cambia a otra longitud de onda superior. La frecuencia
original donde una vez exististe esta todavía allí. No cambió. Todo es
aún lo mismo que era antes. Sólo tú cambiaste, solo tú aceleraste para permitir la entrada hacia la próxima frecuencia de radio en el dial.
Como
sucede con todos los radios y las estaciones de radio, pueden
presentarse distorsiones de las señales de transmisión debido a patrones
de interferencia. Estos pueden permitir o forzar a las frecuencias a
coexistir o a mezclarse por períodos de tiempo. Normalmente, la mayoría
de los cambios en el dial son rápidos y eficientes pero, ocasionalmente,
uno puede encontrar interferencia quizá de una emoción fuerte, de un
sentido del deber o de una necesidad de cumplir con un voto o mantener
una promesa. Esta interferencia puede permitir la coexistencia de
frecuencias por unos pocos segundos, días o aún años (quizá eso explica
los fantasmas o aparecidos); pero más tarde o más temprano,
eventualmente, cada frecuencia dada de vibración, perseguirá o será
empujada hacia donde pertenece.
Tú
encajas en tu punto particular del dial debido a tu velocidad de
vibración. No puedes coexistir para siempre en donde no perteneces.
¿Quién puede decir cuántos puntos hay en el dial o cuántas frecuencias
hay para habitar? Nadie lo sabe. Al morir cambias frecuencias. Cambias
sobre otra longitud de onda en la vida. Todavía eres un punto en el
dial pero te mueves un grado hacia arriba o hacia abajo.
Tú no mueres cuando mueres. Tú cambias tu conciencia y tu velocidad de vibración.
Eso es todo lo que la muerte es…un cambio.
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